martes, 15 de noviembre de 2011

Las telarañas en los bolsillos de... (I)

Como ya dije hace tiempo, los casi cinco millones de parados nos dan cinco millones de razones para gritar y desahogarnos. En este blog os damos la oportunidad para que lo hagáis, y el primer grito me llegó hace unos días. Es el caso de Alfonso. Mejor que lo cuente él mismo:

Hola, me llamo Alfonso. Soy periodista, aunque no ejerzo. También soy maestro, pero tampoco ejerzo. Llevo en el paro un año y tres meses. Desde agosto de 2010, cuando terminó mi contrato en el grupo Vocento. Desde entonces no he parado de echar un currículum tras otro… pero nada. He tratado de suplir la falta de trabajo con cursos del INEM. Aunque esa formación no me ha permitido encontrar un trabajo posteriormente.
En todo este tiempo he hecho varias entrevistas. Algunas con garantías de contratación, otras no. Algunos me decían ya te avisaremos, tanto si te cogemos como si no, pero nunca me avisaban. El colmo de los colmos lo viví con una revista de biotecnología de la que iba a formar parte. Estaba ya todo hecho, pasé la entrevista y dejé los datos y documentación necesaria para formalizar el contrato. Dijeron que me avisarían en unos días para empezar a trabajar, pero el tiempo pasaba y no me avisaban. Finalmente me llamaron, pero para decirme que la revista había cerrado (sólo vio la luz el primer número).

Siguen pasando los meses y nada mejora. No cobro paro, ni ningún tipo de subsidio. Me mantengo gracias a la ayuda económica de mis padres. La situación es dramática. He decidido irme fuera de España a probar suerte y buscar un trabajo. Pero mientras esa fecha llega, quiero currar de lo que sea. Sin embargo, hasta las mismas ETTs te piden experiencia en un determinado sector sólo para poder dejar el currículum. Es muy triste.

Hace un par de meses me salió un pequeño trabajo como vendedor de seguros. Se trata de un contrato mercantil como agente colaborador. Para quien no lo sepa, un contrato mercantil significa que no tienes sueldo. Tu única fuente de ingresos son las comisiones que te llevas por las pólizas emitidas. Lo cual hasta la fecha deja un triste balance de 30 euros por tres seguros vendidos.

No sé cuánto durará todo esto, pero no tiene pinta de mejorar pronto. De todas formas, gracias por darme la oportunidad de utilizar este blog para desahogarme y contar mis penas. Unas penas que sé que comparto con mucha gente (muchos, peor que yo), a los que anime a que cuenten las suyas.

Un saludo.

Recordad que si vosotros también queréis contar vuestra historia, sólo tenéis que mandadme un mail a esta dirección: juanpalomosinmiedo@gmail.com

No hay comentarios: