martes, 10 de abril de 2012

Con la cruz a cuestas

Soy consciente de que me asomo por estos lares con cuentagotas, pero que conste que ya lo advertí. Y no me faltan razones, lo que me falta es tiempo. Para más inri, últimamente abarco más cosas de las que debería abarcar. Pero es que hay veces que las tripas se te revuelven y uno tiene que moverse y gritar porque si no revienta.

España cada vez se parece más una ciudad bíblica, donde el obrero hace las veces de Jesús de Nazaret y el Gobierno se convierte en la legión romana. Igual que fue vendido el llamado hijo de Dios por 15 monedas, el votante del PP se ha quedado desamparado a los dos días de llegar Rajoy al poder. Primero fue la subida de aquellos impuestos que no se iban a tocar (“me negarás tres veces…”), luego tuvimos que cargar con la cruz de la reforma laboral por el monte calvario de la precariedad y después el ciudadano español fue crucificado en un paraje tan inhóspito como son los Presupuestos Generales del Estado para 2012.

Pero no ha acabado aún esta Semana Santa, porque no paran de llover latigazos. Que si el endurecimiento del código penal para incluir la “resistencia pacífica” dentro de los “atentados a la autoridad”. Que si anunciar una amnistía fiscal para los defraudadores, en un claro y espantoso “donde dije Diego…”. Y ahora meten el dedo en la maltrecha llaga de la sanidad y la educación públicas, con recortes por valor de 10.000 millones de euros (“Mariano, ¿por qué nos has abandonado?”). Y para colmo, desde tierras catalanas ríen y aplauden la gracia, y alientan a cobrar a los pacientes del hospital 10 euros por día (encima de asesinos, necrófilos).

En fin, que me parece a mí que la religión marianista cada vez está perdiendo más adeptos (véase el resultado de las andaluzas). Rajoy, como sigas así vas a durar menos que Calvo-Sotelo. 'Mariano, el breve' te van a llamar.

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