viernes, 29 de julio de 2011

La crisis en estado puro

Crisis es una palabra que llevamos escuchando, como si fuera un estribillo infernal y repetitivo, desde hace unos tres años. De hecho fue la misma crisis y sus consecuencias la culpable de que naciera este blog. Un blog que hoy va a dedicarle un espacio a la crisis más cruel y devastadora, la que están sufriendo los países del llamado cuerno de África. Una crisis humanitaria que demuestra la increíble brecha que hay, y en estos tiempos más que nunca, entre Norte y Sur, Oriente y Occidente, ricos y pobres.

Cuando hablamos de crisis en los países desarrollados, por el aumento del desempleo, por pérdidas económicas en algunas empresas, por no poder hacer el viaje que teníamos planificaco o por no poder comprarnos aquel coche que queríamos, en el Tercer Mundo deben de sentir vergüenza ajena. CRISIS, así con mayúsculas y en negrita, es que una familia de Etiopía o Somalia viva con un dólar al día (y con menos incluso).

Cuando se tiene tan poco se sonríe por casi nada

En España (como en Europa, EE.UU. y otros países de Occidente), la crisis ha provocado situaciones muy graves en algunas familias. Pero es que en países como Somalia llevan en crisis toda la vida, lo único que ahora, debido a la sequía y a la guerra civil, la situación se ha agudizado mucho más. Por eso, que ahora los países del Primer Mundo se pongan la etiqueta de solidarios por dar una ayuda irrisoria e insuficiente a estos países me parece deplorable. Más que ayuda es una propina. Es como una gota de agua en un océano de desesperación, como tratar de poner una tirita a una enorme herida que requiere muchos puntos de sutura.

Por eso, aunque sea cierto que en el Primer Mundo también hay Tercer Mundo y que esté la cosa bastante mal, es necesario de vez en cuando no mirarse tanto el ombligo y acordarse de que hay otros muchos millones de personas que están mucho peor que nosotros. Os dejo un poema de Calderón de la Barca que resume a la perfección esta situación:

Cuentan de un sabio que un día
Tan pobre y mísero estaba
Que sólo se sustentaba
De las hierbas que cogía.
“¿Habrá otro –para sí decía-
Más pobre y triste que yo?”
Y cuando el rostro volvió
Hayó la respuesta viendo
Que otro sabio iba cogiendo
Las hierbas que él arrojó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta, la verdad es penosa la situación para consolarnos ver que siempre alguien está peor, y pobres de ellos...