martes, 5 de julio de 2011

El supermercado de la calle

Cuando la necesidad aprieta, uno es capaz de hacer cualquier cosa. Hasta robar para poder comer si se diera el caso. Por eso no es de extrañar que cada vez sea más frecuente ver a la gente rebuscar en los cubos de basura tratando de encontrar algo que poder llevarse a la boca. Antes, esto se asociaba a la mendicidad, pero ahora realizan esta práctica muchas personas que, sin ser mendigos, no tienen dinero para ir al ‘super’ y tienen que acudir a esta especie de supermercado de la calle.

Recuerdo el estremecedor testimonio que ya puse en este blog, en el que un hombre relataba en la radio las dificultades por las que pasaba para sobrevivir y que tenía incluso que buscar comida en la basura. Son las personas mayores, preferentemente jubilados con una exigua pensión, los que más acuden a los contenedores con bolsas o carritos de la compra como el que va al supermercado de al lado. Y esto, tristemente, se está convirtiendo en algo tan habitual que nos lo estamos tomando con excesiva y preocupante naturalidad.

Pero la calle no es sólo un lugar al que acudir en busca de comida, la gente también recoge las sillas, sillones y muebles usados que otros desechan. Este tipo de enseres, que antaño despreciaríamos por un pequeño desperfecto, hogaño los acogemos si no están en un estado demasiado malo.

Y es que estamos viviendo una época en la que la necesidad está cada vez más a la orden del día. Tal es así que no sería de extrañar ver pronto a alguien emular a Charles Chaplin en la película ‘La quimera del oro’ y comerse sus propios zapatos. Bueno, no creo que lleguemos a tal extremo, ¿o sí?



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